Renegar de Jesús
VER:
Renegar es negar algo, decir que no es verdad, no admitirlo, y hacerlo con insistencia. Todos sabemos de qué ‘renegamos’ en nuestra vida y, cuando sabemos por qué lo hacemos, ese ‘renegar’ lo expresamos de diferentes formas: puede ser un rechazo rotundo y razonado; o bien, lo apartamos de nosotros de un modo irreflexivo, sin una razón clara para ello. Y otras veces renegamos de algo simplemente porque ‘como no lo entiendo, como no me entra en la cabeza, no lo admito’. Y, cuando renegamos de algo sin saber realmente por qué, o sólo por nuestra cerrazón, tampoco somos conscientes de las consecuencias, ni para nosotros ni para otros.
JUZGAR:
La Palabra de Dios de este tercer domingo de Pascua nos ha mostrado diferentes ejemplos de ‘renegar’. En la 1ª lectura, Pedro hablaba a la gente sobre “Jesús, al que vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilato…”. “Vosotros renegasteis del Santo y del Justo…”. Resultó sorprendente que prácticamente los mismos que habían aclamado con entusiasmo a Jesús durante su entrada en Jerusalén, pocos días después renegasen rotundamente de Él y pidiesen su crucifixión, por haberse dejado manipular por las autoridades de un modo irreflexivo, como también les recrimina Pedro: “sé que lo hicisteis por ignorancia”. Pero esa irreflexión e ignorancia ha tenido unas consecuencias muy graves: “pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida”.
También nosotros podemos ‘renegar’ de Jesús, de forma irreflexiva, cuando nuestra fe es superficial: es una fe que nos resulta cómoda, no nos exige grandes esfuerzos, ‘cumplimos’, asistimos a celebraciones, charlas, encuentros… que nos gustan y nos hacen sentir bien… Pero cuando descubrimos que seguir a Jesús conlleva esfuerzo, renuncias, cruz… ‘renegamos’ de Él, nos desentendemos y ya no queremos saber nada. También renegamos de Jesús cuando, por ignorancia, no sabemos dar razón de nuestra fe y nos dejamos manipular por el ambiente y personas que nos rodean y que nos apartan de Él.
Pero renegar de Jesús tiene unas consecuencias: Él es el Camino, la Verdad y la Vida y, si lo rechazamos, damos entrada a ‘asesinos’, a actitudes, ideologías y comportamientos que ‘nos matan’, que no nos dejan vivir realmente, ni a nosotros ni a nuestro mundo.
Y en el Evangelio hemos escuchado otro ejemplo de ‘renegar’ de Jesús: cuando se presenta en medio de los discípulos, “ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu… no acababan de creer por la alegría…”. Ellos ya lo habían visto resucitado, y “lo habían reconocido al partir el pan”. Sin embargo, no les entra en la cabeza que Jesús haya resucitado, y siguen renegando de Él, como les dice Jesús: “¿Por qué os alarmáis? ¿Por qué surgen dudas en vuestro interior?”.
Quizá a nosotros también nos ocurra algo parecido: procuramos vivir nuestra fe de un modo consciente y activo, participamos en lo que podemos, incluso tenemos algún compromiso evangelizador… pero nos damos cuenta de que todo eso no brota de dentro de nosotros, que lo hacemos casi como un empeño personal porque, en realidad, no nos entra en la cabeza la Resurrección de Jesús, surgen dudas en nuestro interior y realmente no nos lo acabamos de creer.
Pero, como los discípulos, estamos reunidos en su nombre y Él se presenta en medio de nosotros y nos dice: “Soy yo en persona”. Y también nos abre “el entendimiento para comprender las Escrituras”. Jesús no nos deja en nuestra cerrazón, nos ayuda a profundizar, a descubrir las razones para creer en su Resurrección: humanamente es algo que no nos entra en la cabeza, pero eso no significa que no sea real. Y creer en la Resurrección de Jesús también tiene unas consecuencias: “en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos…”. La Resurrección de Jesús nos ofrece la verdadera esperanza: es posible para todos cambiar y acoger el Evangelio.
ACTUAR:
Como vemos, es bastante fácil ‘renegar’ de Jesús, por diferentes motivos. Por eso, la Pascua debería ser el auténtico ‘tiempo fuerte’ para quienes queremos seguir a Jesús, porque Él nos dice también: “Vosotros sois testigos de esto”. Busquemos las razones para creer de verdad en la Resurrección de Jesús y ser testigos de ella, para que todos puedan recorrer, ya desde ahora, el camino de la Vida.