Parròquia Sant Vicent Màrtir de Benimàmet

Homilía de la Inmaculada-B

Mascarilla y gel hidroalcohólico

VER:

Al iniciarse la pandemia, se nos dieron muchos consejos para adoptar medidas higiénicas tanto en lo personal como en los domicilios, lugares de trabajo, etc., unas medidas que hemos seguido manteniendo. Y por eso, según algunos estudios, este año la gripe común va a tener menos incidencia debido a esas medidas de prevención que hemos adoptado para protegernos del coronavirus, principalmente el uso de mascarilla y la higiene de manos. La mayor limpieza que procuramos tener nos protege de muchos modos y, por eso, a partir de ahora y aunque pase la pandemia, deberíamos seguir siendo muy cuidadosos en cuanto a la higiene y limpieza, porque nunca sabemos cuándo nos veremos expuestos a cualquier tipo de infección.

JUZGAR:

Hoy estamos celebrando la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. De algo muy limpio decimos que está “inmaculado”, sin mancha, y esto lo aplicamos a la Virgen María porque, como diremos en el Prefacio, Dios la preservó “de toda mancha de pecado original, para que, en la plenitud de la gracia, fuese digna Madre de su Hijo”. Hoy festejamos a María no sólo por este hecho, sino porque esta disposición del Padre no anuló la libertad de María: Ella supo mantener esa limpieza, esa pureza original que Dios le había otorgado, y así el Espíritu Santo pudo cubrirla con su sombra y concibió al Hijo de Dios. Y por eso hoy la festejamos.

También a nosotros, como a María, Dios nos eligió en la persona de Cristo… para que fuésemos santos, como decía san Pablo. También Dios quiere encarnarse en nuestra vida, porque Él nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos. Y por eso en la oración colecta hemos pedido: “concédenos, por su intercesión, llegar a ti limpios de todas nuestras culpas”. Pero para que ese plan de Dios pueda cumplirse en nosotros, necesitamos, como María, estar “limpios de nuestras culpas”.

Nuestro deseo debería ser permanecer limpios de pecado, como María; pero, igual que ocurre con quienes no usan mascarilla o gel hidroalcohólico, en lo espiritual tampoco somos conscientes de las muchas “infecciones” a las que estamos expuestos, y bajamos la guardia y descuidamos nuestra limpieza de alma. Así, poco a poco, vamos acumulando suciedad en nosotros por el pecado que vamos cometiendo de pensamiento, palabra, obra y omisión, y acabamos “infectándonos”.

Igual que frente al coronavirus, en lo espiritual también necesitamos que nos indiquen qué hemos de hacer para mantener la limpieza del alma. Y María Inmaculada es para nosotros un modelo a seguir para mantener limpio, puro, nuestro corazón. Ella, que fue mujer de pocas palabras y de mucho “meditar en su corazón”, es como la mascarilla que debemos incorporar a nuestra vida de fe, para no hablar tanto y aprender a hacer silencio para meditar en nuestro corazón la Palabra.

Y María Inmaculada nos enseña que, aunque nosotros no hemos sido concebidos sin pecado original como Ella, por nuestro Bautismo hemos recibido el mismo Espíritu que a Ella la cubrió con su sombra, y con su fuerza podemos mantener limpia nuestra alma. El Espíritu Santo es el gel hidroalcohólico para nuestra alma, porque con su gracia nos protege y fortalece y, cuando es necesario, limpia en el Sacramento de la Reconciliación la infección provocada por nuestro pecado.

ACTUAR:

¿Sigo guardando debidamente las medidas higiénicas de prevención, especialmente la mascarilla y el gel hidroalcohólico, o he bajado la guardia? Contemplando a María en su Inmaculada Concepción, ¿tengo deseo de limpieza de alma, soy consciente de las muchas “infecciones” que la amenazan? ¿Me siento, como María, llamado a dejar que Cristo se encarne en mi vida? ¿Estoy dispuesto a “ponerme la mascarilla de María”, para hacer silencio y ponerme a la escucha de Dios? ¿Con qué frecuencia uso el “gel hidroalcohólico” del Espíritu Santo en el Sacramento de la Reconciliación?

Que la Solemnidad de hoy nos ayude a avivar nuestro deseo de ser limpios, como María. No bajemos la guardia, nuestra alma está expuesta a muchos virus e infecciones. Usemos los medios de prevención que son “la mascarilla” de María Inmaculada y “el gel hidroalcohólico” del Espíritu Santo para estar protegidos y así, siguiendo a Jesús con fidelidad, como María, y contando con su intercesión, podamos llegar al Padre limpios de todas nuestras culpas.

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