La familia cristiana gira en torno a Él

VER:
En la Nochebuena/Navidad decíamos que, cuando nace un niño en una familia, un comentario común de los padres es: ‘Ahora todo gira en torno a él’. Los horarios, el ritmo de vida, las tareas, diversiones… se organizan en función de las necesidades del recién nacido. Y, aunque eso les suponga esfuerzo, muchos cambios y trastorno, lo hacen con gusto porque tienen muy claro que ese niño es ahora lo prioritario. Pero lógicamente, con el paso del tiempo, a medida que ese niño crece, ya va dejando de ser el centro, ya no gira todo en torno a Él.
JUZGAR:
Desde la Nochebuena/Navidad seguimos celebrando que a nosotros “un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado, que nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor”. Y por eso ahora, como cristianos, todo debería girar en torno a Él. Pero lo cierto es que, pasada la Nochebuena, para la mayoría de personas todo gira en torno a los festejos de Nochevieja y los regalos de Reyes. Y, una vez pasen estos días, este Niño dejará de ser el centro, ya no girará todo en torno Él.
Para que el Dios hecho hombre siga siendo el centro de nuestra vida y de nuestro amor, hoy contemplamos a la Sagrada Familia: Jesús, María y José. Desde el momento de su concepción y ya para siempre, todo en las vidas de María y de José ha girado en torno a Él, porque es el que fundamenta y da sentido a esta Familia, en los momentos buenos y también en los malos, como hemos escuchado en el Evangelio. Ante la amenaza de Herodes, José recibió este aviso: “Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto…” Tras unos años en Egipto, otra vez hay cambio de planes: “Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel…” pero como la amenaza a Jesús continúa, “avisado en sueños se retiró a Galilea, y se estableció en una ciudad llamada Nazaret…” Porque todo en su familia gira en torno a Él, José y María hacen lo que sea necesario aunque les suponga muchos cambios, esfuerzo y trastorno. Pero esa centralidad de Jesús es lo que les une más, y les da fuerza y esperanza.
Sabemos que hoy en día en algunos sectores se cuestiona a la familia, o bien nos encontramos con diferentes modelos o propuestas de organización familiar. No se trata de contraponer la mal llamada ‘familia tradicional’ a otros tipos de familia, sino de proponer, de mostrar lo que es y distingue a la familia cristiana: que en ella todo gira en torno a este Niño que nos ha nacido.
Contemplar hoy a la Sagrada Familia, en la que todo gira en torno a Jesús, es una llamada para que en nuestras propias familias todo gire en torno a Él, no sólo estos días, sino ya para siempre, aunque esto suponga cambios y esfuerzo, porque eso es lo que hace que una familia sea ‘familia cristiana’. Y en la 2ª lectura tenemos varias pistas para que todo gire en torno a Jesús:
“Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados”. La familia cristiana es una familia que ora. Y la acción de gracias por excelencia es la Eucaristía, sobre todo la dominical. Es presencia sacramental de Jesús y por eso debe ser el centro de la vida de fe de la familia cristiana.
“La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría”. La familia cristiana no se limita a ‘celebrar’, sino que procura conocer cada vez más a Jesús, con la meditación de su Palabra y siguiendo una formación continua desde la infancia hasta la edad adulta, de ahí los Equipos de Vida.
Y esta celebración y formación en la fe se hace vida en el día a día de la familia cristiana. Como todo gira en torno a Jesús, sus miembros se revisten de “compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia…” y con el perdón, porque “el Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo”. Y estas actitudes y comportamientos se concretan en las situaciones cotidianas de la vida, en la relación entre sus miembros como hemos escuchado al final de la 2ª lectura en un lenguaje propio de la época de san Pablo, y también en la 1ª lectura: delicadeza, obediencia, cuidado, compasión…
ACTUAR:
Este estilo de vida es el que distingue a la familia cristiana de otras familias, porque se nota que todo gira en torno a Jesús, aunque esto suponga cambios y esfuerzo, porque están reflejando a la Sagrada Familia. Y esa centralidad de Jesús es lo que une más a la familia, y les da fuerza y esperanza, porque han puesto “por encima de todo el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta”, y por eso, por encima de cualquier circunstancia buena o mala, “la paz de Cristo reina” en sus corazones.