Patrono de la Esperanza

VER:
Mediado el tiempo de Cuaresma, celebramos la Solemnidad de san José, que ejerció la función de padre terrenal del Hijo de Dios hecho hombre. Son múltiples los patronazgos que tiene san José: es patrono de la Iglesia, de la familia, de los trabajadores, de las vocaciones sacerdotales, de la buena muerte… Y, en este año jubilar, podemos decir también que es ‘Patrono de la Esperanza’, porque él fue un verdadero ‘peregrino de esperanza’, como dice el lema del Jubileo.
JUZGAR:
El Papa Francisco, en la Bula de convocatoria del Jubileo, dice: «Todos esperan. Sin embargo, la imprevisibilidad del futuro hace surgir sentimientos a menudo contrapuestos: de la confianza al temor, de la serenidad al desaliento, de la certeza a la duda. Encontramos con frecuencia personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad. Que el Jubileo sea para todos ocasión de reavivar la esperanza. La Palabra de Dios nos ayuda a encontrar sus razones». Y así, en la 2ª lectura hemos escuchado que Abrahán, “apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza”, y estas palabras pueden ser aplicadas perfectamente a san José, y afirmar que es ‘Patrono de la Esperanza’, siguiendo lo que nos dice el Papa Francisco en la carta apostólica “Patris corde”, que escribió el Papa Francisco en 2020 con motivo del 150º aniversario de la declaración de san José como patrono de la Iglesia universal.
Sabemos que José fue un humilde carpintero. En el Evangelio de hoy hemos escuchado que estaba desposado con María y que “era justo”, siempre dispuesto a hacer la voluntad de Dios.
José estaba muy angustiado por el embarazo incomprensible de María; “no quería difamarla y decidió repudiarla en privado”. Pero el ángel lo ayudó a resolver su grave dilema: “No temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo”. Su respuesta fue inmediata: “Cuando José despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor”.
Tras el nacimiento de Jesús, el ángel ordenó a José: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto… porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. José no dudó en obedecer, sin cuestionarse acerca de las dificultades que podía encontrar. En Egipto, José esperó con confianza el aviso prometido por el ángel para regresar a su país. Y cuando le dijo: “Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel”, José, una vez más, obedeció sin vacilar. “Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea”, avisado de nuevo por el ángel, “se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret”.
Y, “cuando Jesús cumplió doce años”, vivió la angustia de haberlo perdido en Jerusalén y estar buscándolo durante tres días, y que Jesús respondiese: “¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?”
En todas las circunstancias difíciles y duras que le toca atravesar, nunca se percibe en José la frustración, sino sólo la confianza. Él fue un verdadero ‘peregrino de esperanza’ porque en cada circunstancia de su vida supo decir: “hágase”, como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní.
ACTUAR:
Muchas veces ocurren hechos en nuestra vida cuyo significado no entendemos. Nuestra primera reacción es a menudo de decepción, duda y rebelión. San José nos muestra una vía de esperanza, que acoge lo que acontece, abriéndose a un significado más profundo: el Plan de Dios.
Pero José no es un hombre que acoge y se deja llevar pasivamente: es un protagonista valiente y fuerte. Él nos enseña a abrir nuestra vida al don de la fortaleza que nos viene del Espíritu Santo. Sólo Él puede darnos la fortaleza para acoger la vida tal como es y hacer sitio a la esperanza, incluso a esa parte contradictoria, decepcionante y dolorosa de la existencia.
Jesús muerto y resucitado es el centro de nuestra fe. Nosotros, en virtud de esa esperanza, tenemos la certeza de que la historia de la humanidad y la de cada uno de nosotros no se dirigen hacia un punto ciego o un abismo oscuro, sino que se orientan al encuentro con el Señor de la gloria con la esperanza de vivir para siempre en Él.
El ángel del Señor dijo a José: “No temas…” y, especialmente en este año jubilar, nos lo repite a nosotros. Aunque a veces la vida parece tomar un rumbo equivocado y algunas cuestiones son irreversibles, san José, como ‘Patrono de la Esperanza’, nos enseña desde su propia experiencia que podemos encontrar la esperanza en nuestra vida si pedimos al Espíritu Santo la fortaleza para vivirla según lo que nos dice el Evangelio.