El mejor producto gourmet

VER:
De un tiempo a esta parte, con el auge de la gastronomía, de la cocina… también han aparecido comercios y tiendas de los llamados ‘productos gourmet’. Son productos elaborados con ingredientes seleccionados, de alta calidad, difíciles de encontrar, que requieren una elaboración refinada… Estos productos gourmet se toman en cantidades pequeñas, no buscan tanto ‘llenar el estómago’ sino ‘paladearlos’, disfrutar de la experiencia, la presentación, el sabor, la textura… Los productos gourmet suelen servirse en ocasiones especiales ya que son caros, no están al alcance de cualquiera; por eso, a muchos nos puede parecer incomprensible que se pague tanto por ellos, puesto que, tras el momento de degustarlo, de ese ‘producto gourmet’ sólo queda el recuerdo.
JUZGAR:
Hoy la Palabra de Dios nos ofrece el mejor producto gourmet: el Pan del cielo. En la 1ª lectura hemos escuchado que “la comunidad de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos alrededor de la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos!”. Tras su liberación, están pasando hambre en el desierto y lo único que quieren es llenarse el estómago, aunque eso suponga seguir siendo esclavos.
Pero Dios quiere que descubran que en su vida están llamados a algo más grande que simplemente aspirar a satisfacer sus necesidades materiales, y por eso “dijo a Moisés: Haré llover pan del cielo…”. Dios va a alimentarlos con un ‘producto gourmet’, “para que sepáis que yo soy el Señor Dios vuestro”.
En el Evangelio Jesús reprocha a la gente: “me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros”. La mayoría de la multitud que lo sigue busca principalmente ‘llenarse el estómago’ o la curación corporal. Pero Jesús quiere que descubran que seguirle conlleva mucho más que cubrir las necesidades del cuerpo, quiere que descubran la Buena Noticia que Él está anunciando, y por eso les dice: “Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre”. Todos están invitados a compartir la vida eterna de Dios y Jesús ya les ofrece una degustación haciéndose Él mismo el mejor ‘producto gourmet’: “Yo soy el pan de vida”.
Esta Palabra de Dios nos invita a preguntarnos cuál es nuestra principal motivación para seguir al Señor: si buscamos estar ‘protegidos y seguros’, como los israelitas, o si nos sabemos llamados a la vida eterna, si vivimos con los pies en la realidad pero con la mirada en la meta de la eternidad.
La Palabra de Dios también nos invita a preguntarnos a qué dedicamos la mayor parte de nuestros ‘trabajos’, de nuestro interés, de nuestro tiempo, de nuestros recursos: si a ‘alimentos que perecen’, a cosas que no son malas en sí pero que, como los ‘productos gourmet’ del mercado, nos cuestan mucho pero no nos ‘llenan’, no nos dejan satisfechos; o bien procuramos ‘trabajar’ por “el alimento que perdura”, por el único alimento que podrá saciar para siempre nuestra hambre de sentido, de amor y de felicidad: “El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás”.
Del mismo modo que a los israelitas, cada vez que celebramos la Eucaristía, también Dios hace ‘llover pan del cielo para nosotros’. Cada vez que celebramos la Eucaristía, Jesús nos vuelve a decir: “Yo soy el pan de vida”. Como indica el Prefacio III de la Santísima Eucaristía: «Él se hace comida y bebida espiritual, para alimentarnos en nuestro viaje hacia la Pascua eterna». Y así, «en la esperanza participamos ya de la mesa gloriosa de tu reino». Jesús, presente en la Eucaristía, es el mejor ‘producto gourmet’ para que podamos tener una degustación anticipada de lo que será la vida eterna.
ACTUAR:
San Pablo, en la 2ª lectura, pedía a los Efesios: “no andéis, como es el caso de los gentiles, en la vaciedad de sus ideas”. El Señor nos llama a salir de la vaciedad, de tantas cosas, personas, actividades… que no sólo no nos sacian sino que nos hacen sentir cada vez más vacíos y con más ‘hambre’.
Para ‘llenar’ nuestra vida, Jesús se hace el mejor ‘producto gourmet’, el Pan de Vida. A diferencia de los ‘productos gourmet’ del mercado, la Eucaristía está al alcance de todos. Y tampoco es sólo para ocasiones especiales: como el maná para el pueblo de Israel, está disponible para nosotros todos los días, y sobre todo los domingos, para ‘abrir nuestro apetito’ y que nos sintamos cada vez más animados “a trabajar por el alimento que perdura para la vida eterna”, a la que todos estamos invitados.