¿Comprendemos?

VER:
Comprender es tomar conciencia de algo, tener una idea clara al respecto, captar el significado… En nuestra vida hay personas, cosas y hechos que comprendemos y con los que nos manejamos y relacionamos bien; también hay personas, cosas y hechos que nos cuesta comprender, pero eso no impide que formen parte de nuestra vida. Pero otras veces hay personas, cosas y hechos que nos resultan incomprensibles, y que nos cuestionan y generan problemas y conflictos, en lo exterior y en nuestro interior. Sin embargo, podemos desarrollar nuestra capacidad de comprensión para que podamos asimilar eso que, hasta ahora, nos ha resultado incomprensible.
JUZGAR:
Hoy es Domingo de Ramos, el primer día de la Semana Santa, en la que no sólo recordamos, sino que actualizamos en nuestro hoy lo que constituye el núcleo de nuestra fe: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre por nosotros y por nuestra salvación.
Hemos iniciado la celebración conmemorando la entrada del Señor en Jerusalén: “la gran multitud… tomaron ramos de palmeras y salieron a su encuentro gritando: ‘¡Hosanna!..’ Encontrando Jesús un pollino montó sobre él, como está escrito: ‘He aquí que viene tu Rey…’” Para la gran mayoría de los que estamos aquí, esta celebración nos es conocida, ‘lo de todos los años’, con sus tradiciones y símbolos propios.
Pero en la narración de la entrada del Señor que hemos escuchado al principio, el evangelista san Juan añade un detalle importante: “Estas cosas no las comprendieron sus discípulos al principio…”.
Es la llamada que la Palabra de Dios nos hace hoy, al comenzar la Semana Santa: Aunque nos resultan conocidas, ¿podemos afirmar que comprendemos ‘estas cosas’ que hemos escuchado?
¿Comprendemos la actitud del Siervo del Señor en la 1ª lectura? “Ofrecí la espalda a los que me golpeaban… no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos…”. ¿Comprendemos que, a pesar de lo que está padeciendo, exclame: “El Señor Dios me ayuda… sabiendo que no quedaría defraudado”?
¿Comprendemos lo que san Pablo nos transmite en la 2ª lectura, que “Cristo, siendo de condición divina, se despojó de sí mismo, tomando la condición de esclavo, y se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de Cruz”? ¿Comprendemos por qué Jesús, el Hijo de Dios, quiso actuar así?
¿Comprendemos la Pasión del Señor? ¿Comprendemos la traición de Judas? ¿Comprendemos lo que Jesús quiso transmitirnos en la Última Cena? ¿Comprendemos su angustia en Getsemaní? ¿Comprendemos que se dejase prender sin ofrecer resistencia? ¿Comprendemos las falsas acusaciones contra Jesús, las negaciones de Pedro, la actitud de Pilato, las burlas y ultrajes de los soldados… y el comportamiento de Jesús durante su Pasión? ¿Comprendemos que en la Cruz, exclamase: “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. ¿Comprendemos su muerte?
¿De verdad comprendemos estas cosas? ¿O no las comprendemos, pero no nos importa, nos contentamos con celebrar los ritos y tradiciones? ¿O nos resultan incomprensibles, pero por eso mismo queremos vivir la Semana Santa en su plenitud, para intentar comprenderlas?
ACTUAR:
Como decía san Juan, “estas cosas no las comprendieron sus discípulos al principio”. Acabamos de comenzar la Semana Santa, en la que vamos a contemplar desde la oración los últimos días de Jesús. El Domingo de Ramos nos da una visión general de todos esos momentos que la liturgia irá desgranando en los próximos días: el Jueves Santo nos invitará a preguntarnos si comprendemos que Jesús instituyese la Eucaristía y realizase el lavatorio de los pies a sus discípulos. El Viernes Santo nos situará ante lo incomprensible de la Cruz. Y el Sábado Santo por la noche en la Vigilia Pascual, y el Domingo de Pascua, nos iluminarán con lo humanamente incomprensible pero que sí podemos acoger y vivir por la fe: la Resurrección del Señor.
Para la mayoría, la Semana Santa se ha convertido en unas meras vacaciones de primavera, sin ninguna vinculación a lo religioso o, como mucho, como manifestación de actos y antiguas tradiciones folclórico-culturales que ni se comprenden ni significan nada para nuestra vida actual.
Ojalá nosotros sí queramos comprender mejor el núcleo de nuestra fe, y que el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor ilumine nuestra vida para vivirla plenamente desde la fe.