Parròquia Sant Vicent Màrtir de Benimàmet

Homilía XIV del TO-A

Cansancios, agobios y descanso

VER:

La gran mayoría de personas adultas, salvo las que son muy inconscientes e irresponsables, podríamos hacer una lista, a veces larga, de temas, personas y situaciones que nos provocan cansancio y agobio, ya sea por temas personales, familiares, afectivos, laborales, económicos, políticos… Aunque algunos de esos elementos pueden desaparecer más o menos tarde, pero muchos permanecerán ahí, porque no tienen solución. Por eso, la experiencia nos demuestra que, con el paso del tiempo, esa lista no decrece sino aumenta. Y sentimos que esa lista cada vez nos pesa más, el día a día se hace cada vez más duro, y quisiéramos poder “descansar”.

JUZGAR:

El cansancio y el agobio es una experiencia que, por diferentes motivos y con diferentes manifestaciones, ha acompañado al ser humano desde siempre. Por eso Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, hoy nos ha dicho: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Cuando escuchamos estas palabras, brota en nosotros el deseo de que eso se produzca, y nos acercamos más al Señor, cuidamos la oración, la Eucaristía… pero todo sigue como antes y no acabamos de experimentar ese alivio y descanso que Él nos asegura, y nos sentimos desesperanzados.

Pero quizá es que estamos esperando que el Señor “haga un milagro” y desaparezca eso que nos produce cansancio y agobio. O quizá es que estamos afrontándolo mal, con rabia y rebeldía, sin recordar que hay situaciones que “son así” y hay que aceptarlas como son.

Por eso, el Señor nos ha dado la clave: Tomad mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón… El Señor no nos dice que nos quitará esa lista de cansancios y agobios; el Señor nos dice que aprendamos de Él a afrontarlos, con mansedumbre y humildad, y entonces sí experimentaremos alivio y descanso para nuestra alma.

Y de nuevo escuchamos eso de “mansedumbre y humildad” y nos suena mal, porque lo identificamos con una actitud fatalista, con esa mal llamada “resignación cristiana”, que en la práctica se traduce en: “Aguántate, qué le vamos a hacer, te ha tocado a ti…”

Pero no es eso lo que Jesús nos pide: su mansedumbre y humildad no son actitudes fatalistas ni resignadas, no son sinónimo de debilidad sino de confianza en Dios, sin dejarnos arrastrar por la rabia y la rebeldía.

Para poder vivir los cansancios y agobios con “su” mansedumbre y humildad, san Pablo nos ha dicho: Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales. Normalmente interpretamos este texto como referido sólo a nuestra resurrección tras la muerte física; pero no olvidemos que esa resurrección ya ha comenzado. El Espíritu es quien ya desde ahora “da vida” a nuestros cuerpos mortales que sufren cansancio y agobio, dándonos sus dones para que esos cansancios y agobios los podamos afrontar como el mismo Espíritu de Jesús, con verdadera mansedumbre y humildad y, entonces, sí que experimentemos alivio y descanso.

Sin olvidar que hay que seguir cargando con el yugo porque lo que nos provoca cansancio y agobio no va a desaparecer; pero por la fuerza del Espíritu del Señor será llevadero, hasta que alcancemos el descanso pleno cuando lleguemos junto al Señor.

ACTUAR:

¿Qué elementos contiene mi lista de “cansancios y agobios”? ¿Me pesan más cada vez? ¿Producen en mí sentimientos de rabia, rebeldía, “resignación”…? ¿Qué pienso cuando escucho al Señor decir: Venid a mí…? ¿Encuentro alivio y descanso en Él? ¿Pido al Espíritu que me enseñe a ser manso y humilde de corazón, como Jesús, y así encontrar descanso para mi alma? No nos faltan motivos para experimentar cansancio y agobio, pero el Señor nos acompaña. Él cargó primero con el yugo y nos ha dado su Espíritu, que habita en nosotros, para que no nos sintamos desesperanzados, aprendiendo de Él y dándonos vida ya desde ahora.

Descargar Estudio de Evangelio

Los comentarios están cerrados.