Parròquia Sant Vicent Màrtir de Benimàmet

Homilía Viernes Santo – A

Fríos ante la Cruz

VER:

En el diccionario encontramos diferentes acepciones para la palabra “frío”, aparte del significado referido a la baja temperatura. Así, una persona fría es la que muestra indiferencia o desinterés por alguien o algo; también es fría la persona calculadora; o la que mantiene sus nervios bajo control en situaciones extremas; decimos de alguien que es muy frío cuando no manifiesta sus sentimientos y no se conmueve ni para bien ni para mal; y también una persona se queda “fría” cuando sufre algún suceso o desengaño inesperado y no reacciona, queda paralizada.

JUZGAR:

Hoy, Viernes Santo, también son muchos los que muestran frialdad ante la Cruz. Para la mayoría, hoy es simplemente un día festivo, la dimensión religiosa no despierta en ellos ningún sentimiento; otros quizá asistan a alguna procesión, pero con un sentido de “turismo religioso” o fijándose sólo en el arte que ha dado lugar a las imágenes; y otros participaremos en los Oficios y otras devociones propias de este día, pero quizá estamos tan “acostumbrados” a lo que hoy se narra que ya no nos produce efecto: nos quedamos “fríos” ante la Cruz, fríos ante Jesús Crucificado.

Esto no es nuevo: el mismo Jesús tuvo que sufrir la frialdad de muchos que contemplaron su Pasión en vivo y en directo. Y una manera de contrarrestar nuestra frialdad ante la Cruz es contrastarnos con esos personajes, vernos reflejados en ellos, para reaccionar.

En primer lugar encontramos a Judas: se siente defraudado por Jesús, que no responde a sus expectativas, y fríamente acuerda entregarlo a los sumos sacerdotes. También nosotros podemos sentirnos defraudados por Jesús, por el motivo que sea, y fríamente lo “entregamos”, lo apartamos de nuestra vida, dejando la oración, la Eucaristía, la Reconciliación…

Más adelante encontramos a Pedro, que fríamente niega por tres veces conocer a Jesús. También nosotros negamos conocer a Jesús cuando ocultamos nuestra fe y la vivimos de un modo individualista, cuando evitamos hablar de ella ante determinadas personas o ambientes para no buscarnos problemas, para no entrar en discusiones, para no tener que dar razón de nuestra fe.

Y Pilato, aunque en repetidas ocasiones reconoce: yo no encuentro culpa en Él, acaba condenándolo fríamente para que lo crucificaran. También nosotros juzgamos y condenamos a Jesús cuando, ante algunas situaciones dolorosas, ya sean personales, sociales… le pedimos cuentas de su aparente inacción. Aunque sepamos, como Pilato, que no deberíamos culpabilizarlo a Él, acabamos emitiendo una sentencia condenatoria: puesto que no ha actuado, “que lo crucifiquen”.

En el Gólgota, Jesús está crucificado y con él otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: “Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos”. Los sumos sacerdotes ven a tres hombres crucificados pero, con toda frialdad, sólo les preocupa el letrero. También nosotros contemplamos muchos crucificados hoy en día, de todo tipo, los tenemos a la vista, pero no nos conmueven, nos preocupa más el último titular, la última noticia de algún famoso, la última imagen graciosa o el último chiste recibido…

Y, dentro de unos instantes, adoraremos la Cruz. ¿Este gesto tiene significado profundo para mí, o lo hago fríamente, como un mero acto de devoción?

ACTUAR:

Es muy fácil quedarnos “fríos” ante la Cruz, ante Jesús Crucificado, y no debería ser así, menos aún en quienes lo conocemos y decimos que somos discípulos suyos. Pero, si nos notamos “fríos”, si nos hemos acostumbrado a la imagen de Jesús Crucificado, tengamos presente lo que dice una meditación del Via Crucis para poner rostros más cercanos en la Cruz y dejar de estar “fríos”, porque en todos éstos, Él está presente: “Jesús muere en la Cruz cada vez que alguien muere en un maltrato. Jesús muere en la Cruz cada vez que alguien muere en la guerra. Jesús muere en la Cruz cada vez que alguien muere en un atentado terrorista. Jesús muere en la Cruz cada vez que alguien muere de hambre. Jesús muere en la Cruz cada vez que alguien muere asesinado. Jesús muere en la Cruz cada vez que alguien muere en una patera. Jesús muere en la Cruz cada vez que alguien muere explotado. Jesús muere en la Cruz cada vez que alguien muere en un accidente laboral. Jesús muere en la Cruz cada vez que alguien muere por la droga. Jesús muere en la Cruz cada vez que alguien muere por una injusticia. Jesús muere en la Cruz cada vez que alguien muere en Su Nombre”.

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