Parròquia Sant Vicent Màrtir de Benimàmet

Homilía de la Vigilia y Domingo de Pascua-C

Estupor ante la Resurrección

VER:

Ayer/El Viernes Santo decíamos que un peligro que corremos, sobre todo en países de antigua tradición cristiana, es acostumbrarnos a todo lo que forma parte de nuestra fe: gestos, signos, símbolos… incluso la Palabra de Dios. Esto hace que, a menudo, nuestras celebraciones las veamos como un momento para recordar algo del pasado, algo que ocurrió hace mucho tiempo, pero que hoy no “nos dice” gran cosa. Y, siguiendo lo que dice el Papa Francisco, para que nuestra fe no sea corroída por la costumbre pedíamos “la gracia del estupor”, del asombro ante el Misterio de la Pasión del Señor.

JUZGAR:

Por eso, en esta noche/hoy, también pedimos “la gracia del estupor», esta vez ante la Resurrección de Cristo. “Es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo” (Catecismo 639). No es algo que sólo ocurrió en el pasado: la Resurrección de Cristo tuvo lugar en un lugar y tiempo concretos de la historia, pero este hecho se extiende más allá de ese espacio y tiempo, porque Jesús vive ahora en Dios, ya no está sujeto a los límites de este mundo y, por tanto, su Resurrección es algo actual.

Por eso esta noche/hoy, al escuchar de nuevo: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado, deberíamos sentir estupor, como lo sintieron las mujeres que, de madrugada, fueron al sepulcro y quedaron despavoridas (Evangelio de la Vigilia). Un estupor como lo sintió Pedro, que se volvió a su casa admirándose de lo sucedido.

Quizá nos cueste sentir ese estupor porque no contamos con ninguna descripción del hecho mismo de la Resurrección, ni sabemos de nadie que la viera. Puede que, al escuchar el anuncio de la Resurrección de Jesús, nos ocurra como a los discípulos y, ante el anuncio de las mujeres, ellos lo tomaron por un delirio y no las creyeron. A fin de cuentas, con lo único constatable que contamos es con el sepulcro vacío: las mujeres no encontraron el cuerpo del Señor Jesús, y Pedro y el otro discípulo sólo ven los lienzos tendidos y el sudario… enrollado en un sitio aparte (Evangelio del día). No hay más y, desde luego, el sepulcro vacío no es una prueba de la Resurrección. De hecho, ya en la época del Nuevo Testamento hubo quienes intentaron explicar el mensaje de la Resurrección y el hecho del sepulcro vacío como una invención de los discípulos, que habían robado el cuerpo de Jesús, o como una alucinación de los discípulos, generando así un engaño que se ha utilizado y mantenido para manipular a las personas y lograr otros intereses y fines.

Pero nos ayudará a sentir estupor ante la Resurrección el hecho de que, poco después del Viernes Santo, los discípulos, que habían huido y abandonado al Señor durante su Pasión, que se mantenían ocultos en una casa por miedo, de pronto se lanzan a anunciar públicamente y con valentía que Jesús vive: Pedro tomó la palabra y dijo: lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día… Hemos comido y bebido con Él después de su resurrección de entre los muertos (1ª lectura del día). Incluso están dispuestos incluso a morir por este anuncio. Este cambio radical sólo resulta comprensible si los discípulos tuvieron una experiencia y la certeza clara de encuentro con Jesús Resucitado, eliminando así las hipótesis del engaño o de la alucinación.

Y nos ayudará también a sentir el estupor ante la Resurrección el hecho del sudario… enrollado en un sito aparte. Hay que entender este lenguaje entre el amo y el siervo a la hora de la comida. Si el amo se levantaba de la mesa y la servilleta estaba doblada o enrollada era la forma de decirle al siervo, aún no he terminado, volveré. Pues cuando Juan entró en el sepulcro vio y creyó. Pues hasta entones no habían entendido la Escritura: que él había se resucitar de entre los muertos.

ACTUAR:

Es cierto que la dureza de la realidad, personal, social, mundial… con su carga de mal y de muerte, nos puede hacer dudar, como al principio a los discípulos, de la Resurrección de Jesús. Sintámonos como los primeros discípulos y aprovechemos el tiempo de Pascua para poder tener, como ellos, nuestro propio encuentro personal con el Resucitado por medio de la oración, de su Palabra, de la Eucaristía… Que brote así en nosotros el estupor y haga que también nosotros andemos en una vida nueva (Epístola de la Vigilia), y anunciemos de forma creíble, como ellos, que era verdad, ha resucitado el Señor (Evangelio vespertino del día).

 Descargar homilía

Descargar Estudio de Evangelio

Los comentarios están cerrados.