Tejer fraternidad
VER:
La guerra en Ucrania, además de su carga de destrucción y muerte, despertó el miedo a que se extendiese y desencadenase una tercera guerra mundial. Además, la consiguiente crisis económica, energética y de materias primas ha hecho sonar las alarmas en la mayoría de países, porque como escribió el Papa Francisco en “Fratelli tutti”, “termina afectando a todo el planeta. En nuestro mundo ya no hay sólo ‘pedazos’ de guerra en un país o en otro, sino que se vive una ‘guerra mundial a pedazos’, porque los destinos de los países están fuertemente conectados entre ellos en el escenario mundial”. (259) Y, como influenciados y alentados por la guerra, también los conflictos sociales y personales van en aumento y se vive un clima generalizado de crispación, que se refleja en “formas insólitas de agresividad, de insultos, maltratos, descalificaciones, latigazos verbales hasta destrozar la figura del otro”. (44)
JUZGAR:
En estas circunstancias, hoy celebramos el Jueves Santo. En la 2ª lectura hemos escuchado el relato de la institución de la Eucaristía, y en el Evangelio hemos escuchado que Jesús, durante la cena, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo… y se pone a lavarles los pies a los discípulos. Y dice: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis. Jesús, por amor, se entrega hasta el extremo y nos pide lo mismo a quienes somos sus discípulos y apóstoles, que intentamos vivir en santidad. Por eso hoy celebramos el Día del Amor Fraterno.
En su Mensaje para la Paz de 2014, el Papa Francisco decía: “la fraternidad es una dimensión esencial del hombre, que es un ser relacional. Nos lleva a ver y a tratar a cada persona como una verdadera hermana y un verdadero hermano; sin ella, es imposible la construcción de una sociedad justa, de una paz estable y duradera”. (1) Y la fraternidad no se limita al ámbito personal: “todas las naciones de la tierra forman una unidad y comparten un destino común. En los dinamismos de la historia, a pesar de la diversidad de etnias, sociedades y culturas, vemos sembrada la vocación de formar una comunidad compuesta de hermanos que se acogen recíprocamente y se preocupan los unos de los otros. Sin embargo, a menudo, los hechos contradicen y desmienten esta vocación”. (1)
Por eso, Cáritas nos propone en su campaña el lema “Estar cerca para tejer fraternidad”, un lema que, en las actuales circunstancias, cobra mayor relevancia y urgencia porque “los acuerdos internacionales y las leyes nacionales, aunque son necesarias y altamente deseables, no son suficientes por sí solas para proteger a la humanidad del riesgo de los conflictos armados. Se necesita una conversión de los corazones que permita a cada uno reconocer en el otro un hermano del que preocuparse”. (Mensaje 2014) No está en nuestras manos poner fin a las guerras y grandes conflictos, pero sí que está en nuestras manos “tejer fraternidad” a nuestros ambientes para contrarrestar el clima de crispación y enfrentamiento que nos rodea.
El gesto de Jesús lavando los pies a sus discípulos nos recuerda que “hay dos tipos de personas: las que se hacen cargo del dolor y las que pasan de largo; las que se inclinan reconociendo al caído y las que distraen su mirada y aceleran el paso. Nuestras múltiples máscaras se caen: es la hora de la verdad. ¿Nos inclinaremos para tocar y curar las heridas de los otros? ¿Nos inclinaremos para cargarnos al hombro unos a otros?” (FT 70) ¿o pasamos de largo?
Para vencer egoísmos y resistencias y “tejer fraternidad”, ponemos nuestra mirada en Jesucristo, lavando los pies antes de iniciar su Pasión, porque “la fraternidad humana ha sido regenerada en y por Jesucristo con su muerte y resurrección. La cruz es donde se funda la fraternidad, que los hombres no son capaces de generar por sí mismos. Él es la misma Alianza, el lugar personal de la reconciliación del hombre con Dios y de los hermanos entre sí. Él es la paz, porque de los dos pueblos ha hecho uno solo, derribando el muro de separación que los dividía, la enemistad. En Cristo, el otro es aceptado y amado como hijo o hija de Dios, como hermano o hermana, no como un extraño, y menos aún como un contrincante o un enemigo”. (Mensaje 2014)
ACTUAR:
Mientras participamos de la Eucaristía, mantengamos presente el gesto de Jesús lavando los pies a sus discípulos: son las dos caras de una misma moneda, la del amor de Dios Y “sólo el amor dado por Dios nos permite acoger y vivir plenamente la fraternidad”. Esta tarde, pensemos a quién podemos “lavar los pies” y cómo “estar cerca para tejer fraternidad”, porque “Cristo ha venido al mundo para traernos la posibilidad de participar en su vida. Esto lleva consigo tejer un entramado de relaciones fraternas, basadas en la reciprocidad, en el perdón, en el don total de sí, según la amplitud y la profundidad del amor de Dios, ofrecido a la humanidad por Aquel que, crucificado y resucitado, atrae a todos hacia sí. Ésta es la buena noticia que reclama de cada uno de nosotros un paso adelante”, para tejer fraternidad, “poniéndonos en marcha por el camino exigente de aquel amor que se entrega y se gasta gratuitamente por el bien de cada hermano y hermana”. (Mensaje 2014)
