«Ahora es tiempo favorable»
VER:
Al pensar en el comienzo de la Cuaresma y en las prácticas habituales que conlleva este tiempo litúrgico (penitencia, ayuno, abstinencia, limosna, oración…), lo primero que me vino a la cabeza fue que llevamos un año con la pandemia y que ha supuesto y sigue suponiendo una fuerte penitencia a todos los niveles. Hemos tenido que “ayunar” y “abstenernos” de muchas cosas, no sólo en el plano material sino en el afectivo y muchos han ofrecido limosnas y donativos, porque muchos otros lo necesitan y lo van a seguir necesitando. Y en cuanto a la oración, resulta imposible cuantificar cuántas oraciones hemos dirigido a Dios a lo largo de este tiempo. Por eso pensaba: “¿Todavía más penitencias, más “ayunos y abstinencias”, más limosnas, más oración?”
JUZGAR:
Pero la Cuaresma ha comenzado, y no hay que olvidar que lo propio de la Cuaresma no son las prácticas, sino que es un tiempo de conversión. Por eso, en medio de estos pensamientos y sentimientos, en medio de la situación social, sanitaria, laboral… hoy resuena la exhortación que san Pablo ha dirigido a los Corintios: Ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación.
“Ahora”, es decir, este momento, el tiempo actual, tan duro y complicado, es tiempo de salvación. Y para “convertir” nuestro “ahora” personal y social en tiempo favorable, en tiempo de salvación, necesitamos convertirnos. Y convertirnos no es cambiar externamente una serie de hábitos, tareas o prácticas; convertirnos es transformarnos en algo distinto a lo que éramos.
Por eso, la conversión no consiste sólo en cumplir formalmente lo propio de este tiempo litúrgico; eso es lo que Jesús ha denunciado en el Evangelio, actuar como los hipócritas, los que hacen las cosas aparentando unos sentimientos que son contrarios a los que verdaderamente se tienen.
La conversión es lo que decía la 1ª lectura: Convertíos a mí de todo corazón. La conversión debe brotar de dentro porque es una adhesión al Señor, haciendo nuestros sus sentimientos, sus valores, sus prioridades… Y las prácticas cuaresmales sólo tienen sentido si nos ayudan a esa conversión.
Esta Cuaresma, “ahora”, es tiempo favorable, es tiempo de salvación, porque nos sitúa frente a Cristo y nos mueve a la conversión, a transformarnos para asemejarnos a Él.
Y teniendo delante a Jesús y lo que ha dicho en el Evangelio de hoy, revisemos nuestra limosna: no sólo en cuanto a la cantidad, si sólo doy algo de lo que me sobra, sino en cómo lo doy, pensando en quien la recibe. Y si sólo doy dinero, o “me doy” a mí mismo: mi tiempo, mis capacidades.
También revisemos nuestro ayuno y abstinencia: ¿Ayuno y me abstengo sólo de alimentos? ¿De qué necesito realmente ayunar y abstenerme porque me impide convertirme al Señor?
Revisemos nuestra oración: ¿Qué lugar ocupa en mi día? ¿Rezo de forma maquinal?
En cuanto a otras penitencias… ¿cuáles son? ¿Realmente “me cuestan” esfuerzo personal?
Y lo más importante: ¿Todo esto me hace convertirme de verdad al Señor? ¿Me parezco más a Él?
ACTUAR:
Como decía la 1ª lectura: Convertíos a mí de todo corazón. Revisemos nuestras prácticas cuaresmales para que verdaderamente nos ayuden a convertirnos al Señor.
Hoy el camino de nuestra vida, con el inicio de esta Cuaresma, adquiere una nueva dimensión y profundidad: Ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación. Ahora tenemos la oportunidad de convertirnos de corazón para que el tiempo actual, con todas sus circunstancias, se convierta también en tiempo de salvación.
Como escribió el Papa Francisco en Evangelii gaudium 6: “Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua (…) Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias”.
Una confianza que sólo puede darnos Jesucristo: como ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella (Hb 2, 18). Que Él ocupe aún más el centro de nuestra vida para que ahora este tiempo sea favorable, ahora sea día de salvación.
