Parròquia Sant Vicent Màrtir de Benimàmet

Homilía Navidad-B

Esta Navidad es “rara”

VER:

Desde hace meses, cuando nos encontramos con alguien y le preguntamos cómo está, cómo le va… nos encontramos con una respuesta bastante común: “Bien, dentro de lo raro que es todo ahora”. Es verdad que, debido a la pandemia, estamos viviendo una época en la que las necesarias medidas de prevención, junto con el vuelco social y económico que se ha producido, hacen que no sólo nuestra actividad habitual se haya vuelto “rara”, sino que nosotros mismos nos sintamos “raros”. Y esto se aplica también a la Navidad: a pesar de que en los supermercados ya hace tiempo que hay turrones, a pesar de las luces en las calles, a pesar de las películas en televisión, a pesar de la publicidad… este año, la Navidad también es “rara”.

JUZGAR:

Lo raro es lo extraordinario, lo poco común, pero que algo sea “raro” no significa que sea negativo: puede ser raro por su excelencia, por su gran valor. Y por eso, hoy celebramos que esta Navidad es rara; más aún, todos los años la Navidad debería ser rara, porque el Nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre siempre es algo raro, extraordinario.

Porque es raro el modo en que Jesús fue engendrado, por obra del Espíritu Santo (Evangelio de la vigilia); es raro el modo en que nació, en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada (Evangelio de medianoche); también es raro que el primer anuncio del nacimiento del Mesías fuese hecho a unos pastores que pasaban la noche al aire libre (Evangelio de medianoche); a María y a José debió resultarles rarísimo ver aparecer a los pastores, que les contaron todo lo que les habían dicho de aquel niño (Evangelio de la aurora); y es muy raro, es extraordinario lo que san Juan dice en el prólogo de su Evangelio: que Jesucristo, la Palabra de Dios, se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria (Evangelio del día).

Como indica el material de Adviento publicado por Acción Católica General, “la venida de Cristo trae alegría: no diversión, sino alegría. No sabemos cómo serán estas fiestas de Navidad, puede que no nos dejen toda la diversión que esperábamos, o puede que sí, pero sí nos traerán la gran alegría de siempre”. La diversión es entretenimiento, jolgorio… pero depende mucho de las circunstancias externas; la alegría es un sentimiento grato que brota de dentro y por eso puede mantenerse vivo en cualquier circunstancia.

Por eso, aunque las reuniones familiares haya que hacerlas “por turnos” porque seremos un número restringido de personas; aunque el aforo en los templos sigue limitado; aunque el “toque de queda” hace que en muchos lugares se haya suprimido la celebración nocturna de la “Misa del Gallo”; aunque las medidas sanitarias impiden que besemos la imagen del Niño; aunque se hayan suspendido las fiestas y concentraciones para las campanadas de fin de año; aunque las cabalgatas de los Reyes Magos sean, como mucho, “cabalgatas estáticas”… Aunque todo esto nos haga sentir raros… la verdadera Navidad, que es “rara”, nos debe llenar de alegría, también este año, porque se ha cumplido la profecía de Isaías: El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló, la luz que es Cristo, la Palabra hecha carne que hoy nace entre nosotros.

ACTUAR:

Ante lo raro de las circunstancias, María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón (Evangelio de la aurora). Ya que esta Navidad es rara, hagamos como María y meditemos en nuestro corazón lo que Dios nos está diciendo en su Palabra, en las personas, en los acontecimientos, para encontrar la razón de nuestra alegría dentro de las circunstancias que estamos viviendo.

El ángel anunció a los pastores la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo. En esta Navidad tan rara, sintamos que este anuncio va dirigido a nosotros, para que también podamos vivir la alegría que ellos vivieron. Acerquémonos a este Niño y adorémosle para sentir que “la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (EG 1).

Esta Navidad es rara, pero “no hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor. Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos” (EG 3), como los tiene abiertos la imagen de este Niño que ha nacido y a quien hoy estamos celebrando.

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