Parròquia Sant Vicent Màrtir de Benimàmet

Homilía XXXIII del TO-A

Tiende la mano al pobre

VER:

Un sentimiento muy común, ante los graves problemas de todo tipo que aquejan a la humanidad, es el sentimiento de impotencia. Son tantas las necesidades, tantos los dramas, tantas las cosas que no están bien, que nos vemos incapaces de hacer algo, ni siquiera encontrar un cauce de solución. Y aun en el caso de intentar hacer algo, es a costa de mucho esfuerzo personal y material, sin que realmente se perciban mejoras. Se tiene la impresión de que todos los esfuerzos se estrellan contra un muro inamovible, y ante ese sentimiento de impotencia, la reacción suele ser centrarse uno en sus propios asuntos y no querer plantearse otros temas, a no ser que nos afecten directamente.

JUZGAR:

Uno de esos grandes problemas es el de los pobres. Hoy celebramos la Jornada Mundial de los Pobres, instituida por el Papa Francisco para que en todo el mundo las comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos y los más necesitados. En esta cuarta edición, el lema de esta Jornada es: “Tiende la mano al pobre”.

Como indica el Papa al comienzo de su Mensaje, “la pobreza siempre asume rostros diferentes, que requieren una atención especial en cada situación particular; en cada una de ellas podemos encontrar a Jesús, el Señor, que nos reveló estar presente en sus hermanos más débiles” (cf. Mt 25,40). Por eso, “`Tiende la mano al pobre´ es una invitación a la responsabilidad y un compromiso. La libertad que nos ha sido dada con la muerte y la resurrección de Jesucristo es para cada uno de nosotros una responsabilidad para ponernos al servicio de los demás, especialmente de los más débiles. No se trata de una exhortación opcional, sino que condiciona la autenticidad de la fe que profesamos”. (8)

Estamos celebrando la Eucaristía, fuente y cima de la vida cristiana, y el Papa nos recuerda que “La oración a Dios y la solidaridad con los pobres y los que sufren son inseparables. Para celebrar un culto que sea agradable al Señor, es necesario reconocer que toda persona, incluso la más indigente y despreciada, lleva impresa en sí la imagen de Dios”. (2) Y la 1ª lectura, por medio de la mujer hacendosa, nos ha invitado a hacer como ella, que abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre. Si nos tomamos en serio la fe cristiana, “el encuentro con una persona en condición de pobreza siempre nos provoca e interroga. ¿Cómo podemos ayudar a eliminar o al menos aliviar su marginación y sufrimiento? ¿Cómo podemos ayudarla en su pobreza espiritual?”. (4)

Y es verdad que a menudo nos ocurre lo que hemos dicho: nos sentimos impotentes para actuar, por eso el Papa nos dice: “Las malas noticias son tan abundantes en las páginas de los periódicos, en los sitios de internet y en las pantallas de televisión, que nos convencen que el mal reina soberano. No es así. Es verdad que está siempre presente la maldad y la violencia, el abuso y la corrupción, pero la vida está entretejida de actos de respeto y generosidad que no sólo compensan el mal, sino que nos empujan a ir más allá y a estar llenos de esperanza”. (5)

Por eso este domingo, en esta Jornada Mundial de los Pobres, el Señor nos ha ofrecido en el Evangelio la parábola de los talentos, recordándonos que todos tenemos algún talento: “Tender la mano hace descubrir, en primer lugar, a quien lo hace, que dentro de nosotros existe la capacidad de realizar gestos que dan sentido a la vida”. (5) Todos podemos aportar algo, todos podemos “tender la mano al pobre”. No nos es lícito “enterrar nuestro talento”, quedándonos sin hacer nada: “La comunidad cristiana está llamada a involucrarse en esta experiencia de compartir, con la conciencia de que no le está permitido delegarla a otros. No podemos sentirnos “bien” cuando un miembro de la familia humana es dejado al margen y se convierte en una sombra. El grito silencioso de tantos pobres debe encontrar al pueblo de Dios en primera línea, siempre y en todas partes”. (4)

ACTUAR:

¿Sufro de ese sentimiento de impotencia ante los problemas que nos aquejan? ¿Qué significa para mí esta Jornada Mundial de los Pobres? ¿Cómo “tiendo la mano al pobre”, cómo “negocio” con mi talento? ¿Lo veo como algo opcional, o me siento directamente cuestionado?

Lamentablemente no está en nuestra mano solucionar los graves y complejos problemas que aquejan a la humanidad. Pero sí que podemos, todos, “tender la mano al pobre”: “¡Cuántas manos tendidas se ven cada día! Lamentablemente, sucede cada vez más a menudo que la prisa nos arrastra hasta el punto de que ya no se sabe más reconocer todo el bien que cotidianamente se realiza en el silencio y con gran generosidad”. (5)

Pidamos al Señor que sepamos “negociar” con nuestro talento personal para “tender la mano al pobre” en lo sencillo y cotidiano, porque “la finalidad de cada una de nuestras acciones no puede ser otra que el amor. Éste es el objetivo hacia el que nos dirigimos y nada debe distraernos de él. Este amor es compartir, es dedicación y servicio” (10). Y así, cuando lleguemos a su presencia, el Señor pueda decirnos, como en la parábola: Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor. Como has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu señor.

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