Parròquia Sant Vicent Màrtir de Benimàmet

Homilía Vigilia Pascual-A

Ha resucitado

Domingo Pascua

Descargar homilía

Descargar el Estudio del Evangelio

VER:

Ayer, Viernes Santo, dijimos que, por la crisis del coronavirus, nos veíamos obligados a vivir la Semana Santa “en pobreza”: pobreza exterior, sin participar presencialmente en las celebraciones, ejercitándonos en vivir la comunión espiritual… Y también en pobreza interior, dándonos cuenta, individual y colectivamente, de que a pesar de todos los avances de nuestro mundo, en realidad no somos nada… nada sin Dios. Y también decíamos que quizá nos sintamos en soledad, como María en el Sábado Santo, pero que Ella nos enseña a mantener firmes la fe que profesamos. Porque en esa nuestra “nada”, Dios se hace presente de un modo que no podemos esperar ni imaginar.

JUZGAR:

En esta noche/este día, en medio de la oscuridad que nos rodea, no sólo física, sino también anímica y espiritual, en medio tan tanta preocupación y tristeza, estamos celebrando lo que supera todas nuestras expectativas: Cristo ha resucitado. Y las actuales circunstancias son una ocasión para resituarnos y poder vivir profundamente esta Noche y este Día, que dan sentido a toda nuestra fe.

No habrá lucernario, pero sí se encenderá el Cirio Pascual, símbolo de Cristo Resucitado.

Sí se hará el Pregón Pascual, y la ausencia física de fieles hará que cobren más sentido estas palabras: ¡Qué noche tan dichosa! Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos. No hubo testigos presenciales de la resurrección del Señor, como hoy no habrá fieles en los templos, pero eso no fue obstáculo para que los discípulos se encontrasen con Él y lo anunciaran a los demás.

Las lecturas de la Vigilia Pascual nos ayudarán a “re-cordar”, a volver a hacer presente de nuevo no sólo en la mente sino en el corazón, toda la Historia de Salvación que Dios ha realizado y cuyo punto culminante es la resurrección de Cristo, para que también seamos testigos de su resurrección.

La Creación es obra del amor de Dios, y el ser humano es el único creado a su imagen (1ª). Como Abrahán, se nos invita a confiar en Dios, aunque de momento no entendamos lo que nos pide (2ª). Igual que con el pueblo de Israel, también Dios abre un camino de liberación y esperanza donde nosotros no lo vemos (3ª). Y si nos sentimos “dejados de la mano de Dios”, Él nos recuerda: con misericordia eterna te quiero (4ª). Y desde ahí, esta crisis nos debería servir para cuestionar cómo hemos estado desarrollando nuestra vida, individual y socialmente: ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no da hartura? (5ª) Y reorientar nuestra vida hacia Dios: Aprende dónde se encuentra la prudencia, el valor y la inteligencia… Él es nuestro Dios (6ª), para que Él pueda obrar en nosotros: os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo, y esta situación nos sirva para cambiar nuestra manera de vivir y relacionarnos: arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne (7ª).

La noche de la resurrección de Jesús, sólo María la Magdalena y la otra María escucharon el anuncio del ángel: No está aquí, ha resucitado (Ev. noche). Un anuncio que costó aceptar, incluso por los discípulos, que en principio sólo ven el sepulcro vacío, las vendas en el suelo y el sudario… enrollado en un sitio aparte (Ev. día). Y hoy este anuncio tampoco será transmitido por grandes multitudes, sino por un pequeño grupo de personas, que lo celebraremos en medio de la indiferencia e incredulidad de la mayoría. Un anuncio que sigue costando de aceptar incluso para algunos de los que se consideran discípulos porque, sobre todo en estas circunstancias, “no ven” al Señor Resucitado.

ACTUAR:

Por eso y para eso, como ha repetido el Papa Francisco, somos discípulos y apóstoles. Y el testimonio de la Resurrección de Jesús debemos ofrecerlo no sólo de palabra sino también con nuestras obras: Andemos en una vida nueva (epístola). Y Puesto que la cosa empezó en Galilea (1ª lect. día), necesitamos “volver atrás” y reencontrarnos con el Señor, aprovechar los medios de que disponemos para conocerle mejor, amarle más y así ser testigos de todo lo que hizo (1ª lect. día).

Y podemos aprovechar estos días de confinamiento, de tristeza, miedo, desesperanza… para leer, o releer, la exhortación apostólica “Cristo vive”, que el Papa Francisco ha dirigido no sólo a los jóvenes, sino también a todo el Pueblo de Dios, para sentir y dar testimonio de que “Vive Cristo, esperanza nuestra. ¡Él vive y te quiere vivo! Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamán­dote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza”. (ChV 1 y 2)

Los comentarios están cerrados.